En el aniversario luctuoso de Esteban de Antuñano, fundador de la industria mexicana, te contamos sobre 'La Constancia Mexicana'.
Esteban de Antuñano fue un economista, industrial y empresario veracruzano que fundó en la ciudad de Puebla la primera fábrica mecanizada de hilados y tejidos de algodón que funcionó en México, con lo que dio origen a la moderna industria textil del país.
Con la apertura de La Constancia Mexicana, De Antuñano introdujo en México los métodos y las máquinas hidráulicas inventadas por Richard Arkwright de 3840 husos.
Además de que está considerado como un ideólogo y precursor del liberalismo industrial, así como el fundador de la industria mexicana.
El empresario nació el 26 de diciembre de 1792, en Veracruz, Veracruz. Su educación la recibió en una población industrial de las provincias vascongadas y después pasó a Inglaterra, donde se percató de la naciente industria de las máquinas.
En 1811, regresó a México y eligió radicar en Puebla. En la Angelópolis llegó a ser síndico del primer Ayuntamiento de la época independiente en 1822. En 1831 después de una fallida junta para promover la industria en Puebla, resolvió emprender por sí solo el establecimiento de una fábrica.
Para tal fin, compró el Molino de Santo Domingo y comenzó a construir el edificio. Todo ello a un costado del río Atoyac, esto con el propósito de que la afluente alimentara las turbinas de la misma. A un costado del cascarón industrial, construyó también casas para los obreros.
Tras conseguir un respaldo del Banco de Avío, fundado por Lucas Alamán, creado con el fin de estimular la industria, mandó comprar a Estados Unidos la maquinaria. Aunque su proyecto fue considerado absurdo e irrealizable, no desistió e incluso llegó a padecer carencias para la subsistencia diaria. Esto por la demora en el arribo de la maquinaria.
En junio de 1833, se embarcó la maquinaria en Filadelfia, y en agosto llegó a Veracruz, en donde lo recibió su amigo Del Paso y Troncoso quien le facilitó el envío de la maquinaria a Puebla, no obstante esta llegó al cabo de un año. Después de algunos problemas con los operarios y la calidad del algodón, dos años después la fábrica comenzó a hilar de manera constante.
Posteriormente, De Antuñano envió una misión para la compra de más equipo, el cual tras algunas demoras y dificultades se embarcó en Nueva York en febrero de 1837. Sin embargo el navío naufragó cerca de Cayo Hueso, y la fracción de la maquinaria rescatada por el bergantín Argos corrió la misma suerte, pues éste también se hundió.
En 1838, Antuñano incursionó en otros ramos de la industria como fue la fabricación de vidrio plano, loza fina y papel.
Otra de las actividades que emprendió fue la difusión de la naciente industria algodonera. Para tal fin se apoyó en la publicación de panfletos dedicados a promoverla. Tenían la finalidad de convencer de que el progreso estaba en el desarrollo industrial pues ésta, apoyada con modernos métodos tecnológicos, era el único medio de asegurar el progreso económico.
Propuso y presionó al gobierno para la prohibición de importar textiles extranjeros como un medio para alcanzar el éxito de la industria algodonera al mismo tiempo que ejerció una campaña para disminuir las barreras arancelarias del algodón procedente de Nueva Orleans.
Para ello escribió una obra que salió a la luz pública en Puebla el 4 de noviembre de 1838 intitulada “Economía política de México”.
Básicamente era una propuesta para una nueva hacienda en la que proponía cuatro puntos principales: Economía en los gastos públicos, Fomentar la industria de sus súbditos, Pedir prestado para pagar a largo tiempo y Fomentar su tesoro sobre la industria de sus súbditos, principal y directamente.
El industrial falleció el 7 de marzo de 1847 a escasos dos meses de la toma de Puebla por el ejército norteamericano.
Nota tomada de: MILENIO
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