El actual ‘número dos’ del diario sustituirá en junio a Dean Baquet, que pone fin a ocho años en los que el periódico se ha digitalizado y ha alcanzado los 10 millones de suscriptores en internet.
Uno de los sillones más ansiados del periodismo estadounidense ya tiene nuevo ocupante. Joe Kahn sustituirá a Dean Baquet como director de The New York Times cuando este termine en junio sus ocho años al frente de la institución informativa neoyorquina, según ha comunicado este martes el propio diario. La apuesta no es una sorpresa, y se antoja segura: Kahn, un hombre de la casa, ha ejercido como corresponsal en China, tiene un premio Pulitzer, ha liderado la sección de Internacional, trabajó en la exitosa digitalización del diario, ejemplo para redacciones de todo el mundo, y desde 2016 se desempeñaba como número dos del rotativo.
En su designación ha pesado la labor de Kahn, de 57 años, en la conversión de la Dama Gris, el nombre con el que se conoce al Times en el universo norteamericano de los medios con una mezcla de envidia y veneración, de un periódico impreso (cuyo eslogan se enorgullecía de dar “todas las noticias aptas para ser impresas”, ese “All The News That’s Fit To Print”) a un transatlántico digital, que este año cumplirá 171 años y emplea a una cifra récord de 1.700 periodistas. Kahn ha trabajado en reorientar los esfuerzos de la redacción de la edición en papel a la de la web. El comunicado empresarial también le atribuye la apuesta por las noticias de última hora y por el periodismo visual, por incrementar el peso de los vídeos y de los podcasts, así como haber supervisado la expansión internacional para conquistar mercados asiáticos y europeos.
“Para muchos, sobre todo para quienes han trabajado junto a Joe —un periodista brillante y un jefe valiente y con principios—, este anuncio no será una sorpresa; aporta un juicio informativo impecable, una sofisticada comprensión de las fuerzas que dominan el mundo y una larga trayectoria de ayuda a los periodistas a su cargo para que su trabajo brille como más ambicioso y valiente”, ha escrito el editor de The New York Times, A. G. Sulzberger, a su plantilla en un comunicado interno. “Dean me dijo recientemente que estaba convencido de que Joe era el periodista más capacitado que conocía para hacerse cargo de una Redacción global [como la de The New York Times], que ha crecido en tamaño, complejidad y ambición”, añadía el texto.
“No sabemos hacia dónde nos llevará la corriente política con el tiempo”, explica Kahn, en referencia a la creciente polarización en la que se halla sumido Estados Unidos, en la entrevista que acompaña la noticia de su nombramiento. “En lugar de perseguir eso, queremos comprometernos y volver a comprometernos a ser independientes”.
Uno de los principales retos de la nueva tarea de Kahn será mantener el aura de periódico de referencia ahora que se ha convertido en una gran empresa multimedia que en muchos sentidos juega con las mismas reglas de emisoras como la CNN o Fox News y en terrenos más propios de plataformas de streaming como HBO o Netflix. Y lograrlo además en una sociedad partida en dos en la que se hace cada vez más difícil navegar sin perder el norte por las procelosas aguas de la corrección política y en medio de la tormenta de las así llamadas guerras culturales.
Baquet deja la primera línea de The New York Times a sus 65 años. Cuando llegó en 2014, la cabecera tenía 966.000 suscriptores digitales. Hoy roza los 10 millones, según los cálculos del propio diario. Aún no se sabe qué hará después, aunque, según ha comunicado Sulzberger a sus empleados, seguirá asociado al rotativo neoyorquino, “en una innovadora aventura”.
La era de Donald Trump, durante la que la cabecera redobló sus esfuerzos para fiscalizar al presidente, y la pandemia, que obligó a los medios de todo el mundo a reinventarse, han marcado los ocho años al frente del primer director negro en la historia del periódico. Entre sus logros destacan las investigaciones sobre el productor cinematográfico Harvey Weinstein en el caso que encendió la mecha del Me Too, y las que acabaron con la carrera del presentador de Fox News Bill O’Reilly, denunciado por acoso sexual.
De ese tiempo se recordarán también algunos patinazos, como el descrédito que trajo el podcast Caliphate, cuya fantasiosa descripción de la vida bajo el terror del ISIS provocó el escándalo, o la dimisión de un reportero científico después de que se descubriera que había empleado “un insulto racista” durante una excursión a Perú con estudiantes de instituto organizada por el periódico. El incidente provocó una rebelión interna y la carta airada de 150 periodistas. Otra “dimisión” sonada fue, en 2020, la de James Bennet, director de Opinión, que salió tras publicar una tribuna del senador republicano Tom Cotton. Se titulaba Enviad las tropas y pedía una respuesta militar a las protestas por la muerte a manos de la policía del afroamericano George Floyd.
Baquet, que ya había sido director de otro gran referente, Los Angeles Times —aunque por un brevísimo espacio de tiempo; lo dejó tras año y medio, por negarse a hacer recortes de personal—, aceptó el encargo tras la abrupta dimisión de Jill Abramson, la primera mujer en desempeñar el puesto. En la era Baquet, el Times ha obtenido 18 premios Pulitzer y ha logrado ponerse a la cabeza de casi todas las manifestaciones innovadoras del periodismo contemporáneo: de las newsletters a los podcasts, de los crucigramas y las recetas de cocina a los análisis de datos y la producción de documentales, campo en el que cosechó este año su primer Oscar con el cortometraje documental The Queen of Basketball sobre la pionera baloncestista estadounidense Lucy Harris.
Kahn, hijo de un exitoso empresario de Boston, fundador de la popular firma de suministros de material de oficina Staples, trabajó al principio de su carrera en Texas, como parte de la Redacción de The Dallas Morning News, diario para el que empezó a colaborar desde Pekín, adonde llegó en 1989, justo a tiempo para ser testigo de la represión de las autoridades chinas de las protestas de la plaza de Tiananmén. En la capital y en Shanghái trabajó también para The Wall Street Journal y el Times. Ganó en 2006 un Pulitzer, compartido con un corresponsal del diario que ahora se dispone a dirigir, por una investigación sobre los fallos del sistema legal del gigante asiático. Regresó a Nueva York en 2008 para trabajar en la mesa de internacional de The New York Times. Ocho años más tarde, fue ascendido a director adjunto.
Nota tomada de: El País
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