Conoce a René quien rehabilita edificaciones que datan del siglo XVI al XIX; siempre dejando un testigo de la época a la que pertenecen.
Las casonas y hoteles ubicados en el Centro Histórico de Puebla son la oficina de René Nieto, restaurador de este tipo de inmuebles, quien busca rescatarlos para que las nuevas generaciones conozcan los lugares que son testigos de nuestras raíces. Por ello, se asegura que los hallazgos dejen huella en las paredes, a través de su labor de rehabilitación, utilizando técnicas modernas.
En entrevista para Multimedios Puebla, relató que las edificaciones en las que trabaja datan del siglo XVI al XIX; construcciones que interviene con respeto por su tipo de arquitectura y materiales endémicos, siempre dejando un testigo de la época a la que pertenecen.
Asimismo, afirmó que ser restaurador, es una misión patrimonial y de rescate, ya que se tienen que pedir permisos, diagnosticar el inmueble, determinar el porcentaje de espacios que se pueden salvar y trabajar sobre los mismos materiales y la línea de la construcción.
Los vestigios que René Nieto ha encontrado en edificaciones datan de 150 a 250 años de antigüedad, entre los que figuran: hornos de pan, tubería de bronce, pinturas originales, monedas, herrería, vitrales, lámparas y un sin fin de elementos que son reutilizados para otros espacios, sin perder la narrativa histórica.
'Hallazgo de vestigios narran la historia de Puebla'
El Hotel Palacio Julio, ubicado en la calle 6 Oriente, es un proyecto que está en proceso de intervención y en próximas semanas abrirá sus puertas al público. Se trata del edificio más alto del primer cuadro de la ciudad, con ocho pisos. Desde su nivel más alto es posible contemplar una vista panorámica de la ciudad, donde se puede apreciar la Catedral, las iglesias y sus cúpulas.
Los muros de este recinto guardan el estilo de la época Victoriana, con sus detalles característicos como: techos altos, piedra basáltica, tabiques y vigas de hace 150 años. Así como mármol de Santo Tomás Chautla, rieles de las vías del ferrocarril, tubería antigua y vitrales históricos.
“Las paredes guardan la historia de las épocas. En esta edificación se pueden notar los tipos de laja, los arcos antiguos y la tubería, que dejamos en la pared e hicimos funcional, los rieles del tren que se observan en el filo de las ventanas y el mármol que proviene de Santo Tomás Chautla”, dijo René Nieto.
El deterioro por el tiempo, los sismos y el cambio climatológico, son los peores enemigos de estas construcciones, ya que producen humedad, moho, colapsos, afectaciones en la estructura, fachada, techos, pintura y pisos. Además, hace que su valor y detalles disminuyan, lo que en ocasiones dificulta salvarlos.
Cabe mencionar que las adecuaciones que se realizaron en el recinto son el bloqueo de accesos que conectaban las habitaciones, la sustitución del elevador, pisos con pedacería de lajas y rescate de troncos de árboles. Así como elementos de decoración y luminaria para lucir las zonas rehabilitadas.
“Encontramos a la hora de limpiar el repegado que había una caliche (pequeña piedra mezclada en el barro que se queda incrustada en una superficie), toda llena de humedad. Por lo que la limpiamos y encontramos los frescos de 1900 con las guirnaldas. Además, encontramos algunos muros ocultos que posiblemente eran accesos a la antigua casa. Así como un horno de pan, barro y cerámica”, mencionó el especialista.
Fuente: Milenio
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