La gastronomía mexicana está conformada por platillos emblemáticos llenos de historia y sabor, acompañados de ricas bebidas tradicionales y con ello de técnicas culinarias muy sofisticadas. Estos platillos tienen sus inicios desde la época del México Prehispánico, y a su vez a través del tiempo se han ido fusionando con ingredientes típicos de otras culturas. Sin duda, la gastronomía forma parte importante de las tradiciones de México, tal es el caso del famoso platillo típico mexicano “Chiles en Nogada”.
El Chile en Nogada es el platillo poblano por excelencia y no hay más. Desde que una monja en el Convento de Santa Mónica los hizo para hacerle honor al ejercito Trigarante y a Iitubide (o por lo menos eso es lo que nos han contado las abuelas), hasta la actualidad, estas delicias han estado presentes tanto en la gastronomía poblana como en el gusto del paladar mexicano.
Los colores y su preparación
Los Chiles de Nogada son un platillo que ejemplifica la historia y la cultura de México. Por una parte, representan la independencia y por otra un sinfín de leyendas de la misma época. Por este motivo, el platillo fue creado no solo para representar las maravillas del México poscolonial, sino que también los valores, costumbres y tradiciones de su gente.
La preparación consiste en un chile poblano relleno de picadillo de fruta, semillas secas y carne, bañado en una salsa blanca de nuez y adornado con semillas de granada roja, así como de hojitas de perejil. Así también, la salsa de nuez de castilla que le da el nombre a la Nogada también se presentaba en platillos hechos a base de pescado o pollo.
Origen
En el año de 1821, Agustín de Iturbide después de firmar la Independencia de México y los Tratados de Córdova junto a Juan O’Donojú, se dirigió hacia puebla con la intención de unirse a las celebraciones de San Agustín el 28 de agosto. En la tan esperada llegada de Agustín de Iturbide, muchos simpatizantes lo recibieron con una bienvenida muy efusiva, por lo que la ciudad estaba llena adornos y flores con los colores más representativos de la bandera Trigarante (verde, blanco y rojo).
Después de la ceremonia religiosa, Iturbide fue invitado a un gran banquete, en el que se ofrecieron distintos platillos hechos por las monjas de los diferentes conventos de la ciudad de Puebla. Las monjas agustinas, quienes vivían en el convento de Santa Mónica, fueron las encargadas del postre “los chiles rellenos bañados en salsa de nuez”. Se dice que esta receta existía desde 1714 y que incluía diferentes ingredientes, tales como piñón, manzana, plátano macho, pera, durazno, acitró, almendra y chile. Las monjas tomaron la receta y decidieron decorarlo tomando los colores de la bandera. De este modo el perejil, la nogada y la granada pasaron a ser los representantes de los ideales mexicanos.
Las monjas agustinas eran reconocidas por su excelente preparación de platillos típicos y por su selectiva elección de ingredientes de acuerdo con la temporada. También, se dice que estás religiosas experimentaban con diferentes ingredientes para crear platillos sofisticados y sabores inigualables, los cuales eran hechos especialmente para ofrecer a las figuras más importantes de la época como los funcionarios y obispos.
Es de esta manera como los famosos Chiles de Nogada tomaron un importante lugar en las mesas mexicanas desde aquella visita de Agustín de Iturbide a Puebla. Sin duda es un platillo típico que se distingue por su delicioso sabor y representación de los colores de la bandera Trigarante. Iturbide después de degustar los Chiles en Nogada quedó fascinado, y desde entonces se convirtió en uno de los platillos más típicos de la gastronomía de Puebla y por ende de la gastronomía nacional.
Texto por: Mundo Cuervo
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